Saber perder: nunca es definitivo

Admito que fue por el nombre, ya que es una de las cosas que más necesito últimamente. Y por “últimamente” me refiero a todos y cada uno de mis 26 años de vida (?). Bueno, también un poco porque –cuenta la leyenda- fue el libro que Pep Guardiola le recomendó a Messi después de una de las (pocas) finales que perdieron. Y otro poco, ponele, porque no había agarrado todavía ningún libro en serio en lo que va del año y eso me tenía preocupado.

El libro desarrolla 4 historias transversales: la de Leandro, un anciano profesor de piano con su esposa enferma y una renaciente obsesión por las “damas de compañía”; Lorenzo, su hijo, recientemente abandonado por su mejor y perseguido por su conciencia luego de asesinar a un antiguo amigo que lo había estafado; Ariel, una joven promesa del fútbol argentino, fichado por uno de los clubes más importantes de España, no sin muchos problemas de adaptación; y Sylvia, hija de Lorenzo, una joven de 16 años, descubriendo su madurez mental y sexual y que, sin imaginarse de que forma, conocería rápidamente la vida adulta.

David-Trueba

Si bien la técnica narrativa de David Trueba es más bien simple, entrelaza perfectamente las historias, jugando de forma interesante con los tiempos verbales y obligándolo a uno a estar atento en todo momento y a tener siempre presente la situación de los demás personajes. El retrato de cada uno de estos personajes es preciso y detallado, permitiendo a uno adentrarse en sus vidas y situaciones, casi como que le hubieran tocado pasarlas. Y es que, a todos nos toca ser “perdedores” en algún momento de nuestras vidas, ¿o no?

Cada uno de los citados es un perdedor a su manera, en su ámbito y por una razón u otra. Incluso si no lo parecen para nosotros, para ellos mismos lo son. Se sienten así y no hay nada como sentirse un perdedor para acabar siéndolo. Es justamente en esta manera de “sentirse” con ellos mismos que nos adentramos en la historia: cada uno a sus tiempos y formas, termina asimilando la derrota como parte, muchas veces irreversible, de la vida.

9788433973474

Los protagonistas (incluso los secundarios) van presentando distintas caras que se le puede dar a una situación así: Leandro y su esposa Aurora, padres de Lorenzo y abuelos de Silvia, resignados (cada uno a su manera) al paso del tiempo y concluyendo (cada uno a su manera) que oponerse al mismo es inútil; Leandro, intentando rehacer su vida y enfrentándose a las contradicciones de la vida que difícilmente nos deja hacer todo como queremos; Ariel y Silvia, desde diferentes posiciones, adentrándose en un “mundo” nuevo para ambos. Es justamente en la chica de tan solo 16 años que yo encuentro mucha madurez (quizás porque yo no tenía tanta y menos a esa edad(?)) y una aprobación con honores de la escuela del “fracaso”.

Y es que perder significa, en cierta forma, afrontar la crudeza de la vida, saber recibir los golpes y, no solo no decaer, sino sentirse satisfecho porque son estos los que moldean y orientan a uno, si los recibe como enseñanzas y no solo como castigo. Porque podemos equivocarnos o puede irnos mal (o como no quisiéramos, al menos) incluso sin equivocarnos, pero lo que no podemos es aceptar es vivir equivocados, vivir creyendo que todo se acaba con una derrota. Porque ninguna derrota, nunca, es definitiva.

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