Francamente, esta entrada es una suerte de prueba después de que por acá hayamos hablado de Luchando con mi Familia, de lo sorpresivamente entretenida y satisfactoria que fue sumado a ese factor extra que la hizo más divertida: su vinculación con el mundo de la WWE. A partir de eso hice una encuesta en las redes, las personas que la vieron votaron y…acá estamos.
La WWE es una empresa de lucha libre, presidida por Vince McMahon, que a estas alturas ya posee una serie de elementos multimedia, además de la TV, como eventos en vivo e internet) para promocionar su producto.
La misma existe con este nombre, World Wrestling Entertainment, desde el 2002. Antes se la conocía como WWF (World Wrestling Federation) y fue con este nombre que la empresa absorbió a sus dos grandes competidores, la WCW y la ECW, allá por los años 80. También fue con este nombre, el de WWF, que dio inicio a una de las épocas más brillantes y espectaculares del entretenimiento deportivo: the Attitude Era. Que es de la que principalmente vamos a hablar acá (por ser la más emocionante y porque no me alcanza el espacio-tiempo para más).
El origen
Voy a tratar de que esto sea rápido y preciso (?): el punto de quiebre se da en el año 1997 con La Traición de Montreal, qué se trató de la pelea estelar en Survivor Series de 1997 (en Montreal, duh), donde se enfrentaron por el título de la WWF Shawn Michaels y Bret “Hitman” Hart. Este último tenía todo acordado para retener su título, dejarlo vacante al día siguiente y marcharse a la WCW, rival de WWF. Durante la pelea, el árbitro da por ganador a Michaels ante la presencia del director de la empresa, Vince McMahon; dando paso al desconcierto de todos menos de los implicados (McMahon y Michaels, entre otros) y al caos.
A partir de ahí, Vince y el equipo creativo de la empresa le sacaron el máximo provecho al escándalo para dar nacimiento a una época marcada por polémicas, conflictos, rivalidades históricas y personajes controversiales. Todo guionado, por supuesto. Hasta el mismo director tenía su personaje, “Mr. McMahon”. De un lado, se ubicaban los “buenos” (llamados babyface) y del otro los “malos” (llamados heel). El gran pilar de esta era fue Stone Cold Steve Austin, un rebelde sin causa que disfrutaba de meterse con todo el mundo y tomar cerveza, incluido el jefe de la empresa. La gente deliraba con su presencia.
Wrestlemania es el evento más importante de la empresa. La Meca de todos los luchadores. Fue en el Wrestlemania XVI donde la Attitude Era cobró forma, con la pelea entre Steve Austin y Shawn Michaels por el título máximo, con nada más y nada menos que Mike Tyson como árbitro especial.
La consagración
Desde entonces (con lo que WWF superó finalmente a WWC en lo que a audiencia se refiere), lo que siguió fue un festival de storylines impactantes, promociones increíbles para las peleas de sus eventos y momentos memorables dentro de los mismos.
Podemos decir que tanto Stone Cold como The Rock fueron el origen y pilar de esta época. Además de protagonizar varias de las peleas más recordadas de la misma.
Las invasiones entre WWF y WCW eran un clásico por ese entonces. «La Guerra de los Lunes por la noche» tenía casi siempre como protagonistas a los DX.
Si hay un momento memorable para todos es este: Undertaker y Mankind se enfrentaban en un Hell in a Cell. De por sí la estructura ya entusiasmaba de sobremanera, a eso hay que sumarle a estas dos figuras y…
Nuevamente este par. Dos años después, otra vez en Wrestlemania. Una rivalidad que marcó un antes y un después en la historia de la WWF.
Si algo caracterizó desde siempre a la industria fue saber identificar, aprovechar y explotar sus momentos. La Attitude Era fue sin lugar a dudas su mejor momento y el mejor ejemplo de que comprendían muy bien a su público y lo que les estaban vendiendo. La violencia y el entretenimiento, muchas veces sin censuras, no estaban dirigidos a todo público. Eso lo hacía más espectacular pero no libre de momentos bizarros, que la industria prefiere olvidar.
Tampoco estuvo exenta de momentos trágicos y controversiales dentro de su historia. Situaciones que desencadenaron en tragedias que llevaban a reflexionar el verdadero precio que, muchas veces, se estaba pagando en detrimento de la empresa. Sobretodo hoy en día, la política de la WWE se ha volcado decididamente por excluir de su historia a aquellas figuras que dieron una imagen negativa y que también pudiera afectarla. O sea, hacer como si nunca existieron.
El 25 de junio de 2007 se confirmaba la muerte de Chris Benoit, su esposa Nancy y su hijo de 7 años. En consecuencia, la WWE le dedicó un especial de 3 horas. Al confirmarse que Chris habría sido el asesino de su esposa e hijo, y que posteriormente se suicidó, la empresa retiró todo lo referente a su nombre de los registros.
En julio de 2015, Hogan fue despedido y “borrado” de la WWE, al hacerse pública una grabación sexual en la que, además, se escuchó al luchador usar epítetos racistas.
El ocaso y la era PG
El intermedio a la época que conocemos actualmente vio el surgir de figuras como John Cena, Batista, Randy Orton, Rey Mysterio, Edge, conocida como la Ruthless Agression, sin alcanzar el éxito rotundo que significó –en muchos niveles- la Attitude Era y manchada principalmente por la muerte de Chris Benoit en un macabro suceso.
Del 2008 en adelante se conoce como la PG Era. Si hablábamos de la buena identificación que hizo la empresa para explotar su producto durante la Attitude Era, debemos decir que acá es cuando reconoció que había llegado a ser consumido por jóvenes y, sobretodo, niños; por lo que decidieron apuntar a algo más familiar. Contrario a los gustos y deseos de sus primeros y más fieles seguidores
No podemos decir que comercialmente le haya ido mal, porque ha seguido explotando en el mercado su imagen y la de sus figuras. Si podemos mencionar que el impacto de estas figuras y de las historias detrás de los mismos, no fue el mismo para el público. Una caída brusca en sentimiento hacia alguien como John Cena, así como rechazo hacia nuevas figuras como Roman Reigns, no daban mucha esperanza. Esperanza que fue muy breve cuando la gente eligió a Daniel Bryant como su “favorito”. Aunque la carrera de este se viera acaba por las lesiones.
Lo más cercano a los buenos viejos tiempos que se vivió en esta época, fue el Pipebomb de CM Punk. Una historia tan bien trabajada (y con ciertos ingredientes sumamente verdaderos) que recordó un poco a lo que fue la Traición de Montreal: una figura saliéndose del libreto, pero, en este caso, para darle la espalda a la empresa y no la empresa a él, como había sido en Montreal. Punk ganó la notoriedad y reconocimiento que buscaba. Hizo creer a más de uno que se iría con esa imagen rebelde de la compañía. Después renovó su contrato y todo mantuvo su orden de siempre.
En algún punto, la nostalgia y la espectacularidad de encontraron cuando para –cuando no- Wrestlemania 26 se anunciaba una pelea de una vez en la vida: The Rock vs. John Cena. Dos de las figuras más populares de los últimos años y la posible decisión de quién sería, finalmente, el mejor. A la victoria de The Rock le siguió, exactamente un año después, una revancha en el mismo evento. Con la diferencia de que era obvio el triunfo de Cena para equiparar cuestiones. Y fue de lo último que saboreamos de aquella buena época.
Aquella época dorada solo vive en la memoria de quiénes la disfrutamos. De quiénes crecimos divirtiéndonos con sus historias y aprendiendo a reconocer y distinguir la realidad de la ficción. De quiénes no resultamos igualmente entretenidos con la mirada de hoy en día. O, a lo mejor, de quiénes ya estamos algo mayores para esa clase de entretenimiento.