Para algunos de nosotros, que nos gusta complicarnos la vida (?), la elección de algo en apariencia tan básico como la de “película favorita” puede tomar en realidad muchas aristas. Porque están esas que reconocemos como piezas maestras, independientemente del mensaje que lleven consigo o los sentimientos que despierten en nosotros. Y otras, que pueden ser muy buenas, excelentes de hecho, pero sin alcanzar esa categoría, pueden hacernos saltar de alegría, emoción, intensidad, melancolía, etc. Es el caso de quien les habla particularmente con la saga de Rocky.
¿Por qué de repente es Rocky y su saga tema de comentario por acá? Por la sencilla razón de que desde hoy (y esperemos que por un muy largo tiempo) están disponibles todas sus películas en la plataforma de Netflix. Incluidas Creed y su secuela, Creed 2, de la que si hablamos a su debido tiempo por acá. Para las demás, ahora vamos a intentar rendirles un justo homenaje.
ROCKY
Estrenada en 1976, bajo la dirección de John G. Avildsen, fue ganadora de tres premios Oscar, incluyendo mejor película, mejor director y mejor montaje.
Conocemos la historia de Rocky, interpretado por el hoy legendario Sylvester Stallone, un sin demasiado talento para el boxeo y que se ganaba la vida como «cobrador» de un mafioso de la ciudad de Filadelfia. El entrenador de su gimnasio, Mickey, lo describiría como un «rompehuesos. Con mucho corazón, pero al que su época ya le pasó”.
Rocky odiaba su realidad, odiaba no haber podido concretar nada importante a lo largo de su vida y que lo hagan de menos, odiaba que no se le haya presentado la oportunidad. La oportunidad, ¿se tiene o se aprovecha? Como fuese, a él le cayó de arriba y no la iba a desaprovechar: una pelea (con argumentos casi muy rebuscados) por el título contra el Campeón Mundial de Pesos Pesados, Apollo Creed.
La gran pelea, la gran oportunidad y Rocky necesitaría alguien a su espalda. Solo que no lo reconoció de inmediato: nadie había estado ahí para él antes.
En todo momento la historia se nos construye en torno a un Rocky que parece deambular sin mayores esperanzas ni aspiraciones por la vida. Quien recibe un empujón de la suerte, el destino o como quieran llamarle y lo entiende como una oportunidad, no de hacerse millonario, no de ser campeón del mundo, no de ser famoso, sino de probarle al mundo y –más importante- a él mismo que no se solamente otro “vago del vecindario”.
—¿Qué?
—No le puedo ganar.
— ¿A Apollo?
—Sí. He estado fuera caminando y pensando…¿A quién quiero engañar? No estoy a su altura.
—¿Qué vamos a hacer?
—No lo sé.
—Has trabajado tanto…
—Sí, pero no importa, yo no soy nadie…¿Quién soy yo?
—No digas eso…
—Vamos Adrian, si es la verdad…yo no soy nadie, aunque eso tampoco importa, ¿sabes?. He estado pesando que qué mas da si pierdo este combate…y si ese tipo me abre la cabeza. Porque lo único que quiero es llegar.Nadie ha podido aguantar a Creed, y si yo le aguanto los quince asaltos… si suena la campana y aún me tengo en pie…por primera vez…sabré, por primera vez en mi vida que no he sido solo otro idiota del montón.
En lo personal, me parece una de las mejores escenas de toda la saga y la que define a la perfección de que va la historia de Rocky: de superación personal, de probarse a uno mismo que tan importante puede llegar a ser, de no rendirse y aguantar hasta que suene la campana.
Rocky perdería la pelea por puntos, pero superaría todas las expectativas que se tenían sobre él. Le había aguantado 15 rounds al Campeón del Mundo.

ROCKY II
La secuela se estrenaría en 1979, esta vez ya dirigida por Sylvester Stallone, tratándose exclusivamente de que Apollo no se sintió satisfecho con su victoria y quería volver a retar a Rocky para vencerlo por K.O. Rocky, ya casado con Adrian y esperando un hijo, buscar aprovechar su minuto de fama para hacerse de una carrera fuera del boxeo, pero esto resulta imposible.
Podemos decir que para no ir tan directamente a lo que importa (?) primero se nos muestra a Rocky intentando hacer su vida fuera del boxeo, con su recién formada familia, pero fracasando en el intento. Uno está hecho de lo que está hecho. Como si fuera poco, su esposa Adrian sufre complicaciones durante el parto de su hijo, lo que lleva a Rocky a desentenderse completamente sus entrenamientos y de la revancha con Apollo. Eso claro, hasta que ella se recupera:
– ¿Qué?
– Gana…¡gana!
No más realista que la primera, pero si más emocionante y cargada de dramatismo. Rocky de nuevo aguanta los mejores golpes de Apollo, quien comienza a desesperarse porque no puede noquearlo. Es imposible olvidar lo que le dijo a Creed su entrenador, Duke, antes de que concretase esta revancha: “te vi golpearlo con todo lo que tienes y el hombre seguía viniendo detrás de ti”.
Llegado el último round ninguno quiere trucos: Apollo podría ganar por puntos, pero sale a buscar el KO en el último round; Rocky – quién era zurdo, pero peleó como diestro esta vez – se negaba a cambiar a la izquierda. El resultado, por muchas veces que lo vea, siempre me tiene al filo del asiento y, sin importar cuantas veces la repita, la frase final, “Rocky Balboa has shocked the world!” (“Rocky Balboa sorprende al mundo”), me emociona hasta más no poder.
ROCKY III, IV Y V
A partir de estas secuelas, Stallone buscó explotar el personaje y todo lo que representaba en la cultura popular.
No le fue nada mal con Rocky III, dónde vemos a un Rocky «civilizado» y exitoso, lo que precisamente le costaría el título ante su nuevo rival, Clubber Lang. Sumado esto a la perdida de Mickey, Rocky pensará abandonarlo todo, pero curiosamente, será Apollo el que lo saque de ese mal trago y lo ayude a recobrar el campeonato. Acompañado de la famosa «Eye of the Tiger» de Survivor (Stallone quiso comprar los derechos de «Another one bite the dust» pero no pudo), Rocky le deberá un favor a Apollo al final de la película, cuyo recuerdo lo acompaña hasta la reciente «Creed».

En Rocky IV encuentra la película más taquillera de la saga, pero a su vez, una de las menos realistas y más propagandistas ya que se estrenó en tiempos de la guerra de la fría.
Iván Drago, un campeón amateur ruso, llega como embajador a EE.UU para retar a Rocky, sin embargo primero se encuentra con un Apollo Creed deseoso de dar una última función y preservar el orgullo americano. Esto no pasó, Apollo murió en el ring y Rocky fue hasta Rusia a cobrar revancha en una pelea dónde logró poner a todo el público soviético de su lado. Banderas norteamericanas de por medio para un mensaje no muy claro al final. En fin…

Por su parte Rocky V fue, tanto para la crítica en general como para el propio Stallone, la más floja de la saga, con una historia muy poco clara y argumentos poco sólidos, lo mejor de la misma es el recuerdo de Mickey, el ángel en la espalda de Rocky.
Ese discurso levanta a cualquiera:
ROCKY BALBOA
En mi opinión, la más emotiva de la saga. Stallone había intentado volver a los orígenes apeló mucho a la nostalgia en Rocky V, pero no sabía que eso era algo que solo el tiempo (que le gana a todos, es invicto) podía conseguir. A tal punto de no nombrarla Rocky VI, ya que el V no había existido. Ni para la crítica, ni para Stallone.
Vemos que el tiempo, los años, habían pasado para Rocky, para Stallone, para todos nosotros, y ver cada escena, cada recuerdo y, por último, al Semental Italiano buscando subir una última vez a un ring, era mejor que nada de lo que se había hecho antes. Cada línea, cada dialogo, parecía salir por si solo y poco importaba que se asemeje o no a la realidad. Bienvenidos a Rockylandia.
Desde lo que le confesaba a su amigo y cuñado Paulie
Hasta el discurso más recordado quizás de toda la saga. «Se trata de que tanto puedas recibir y seguir avanzando»:
Nuevamente con argumentos que sabemos que son poco factibles en la vida real, pero que nos encantan, Rocky tiene una oportunidad contra el campeón del mundo; esta vez en una exhibición, pero en la que Rocky se iría así como vino. Aguantó, una vez más, todos los rounds al campeón invicto de los pesos pesados. «El último round de tu vida«, le gritaba Paulie al inicio del 12º asalto y a todos se nos erizaba la piel (¿o solo a mí?). La bestia del sótano se había ido al fin. Se iba sin preocuparle la decisión de los jueces (perdería por puntos) y ovacionado por el público. Se iba como llegó.

CREED
En la película vemos a Rocky, estaba vez contra el tiempo, al que el mismo definió como invicto, pero al que le viene ganando por puntos hace como 40 años. También conocemos a Adonis Creed, el hijo que Apollo no llegó a conocer. Un joven que quiere hacerse un lugar en el mundo del boxeo y le pide al eterno rival y amigo de su padre que sea quien lo entrene.
¿Apollo? Era muy bueno. Nadie ha sido mejor.
¿Cómo lo venciste?
El tiempo lo venció. Le gana a todo el mundo, es invicto.
A partir de entonces, se nos construye una historia de lo nuevo dando paso a lo viejo (que se afianza todavía más en Creed 2), manteniendo siempre intacto el espíritu de Rocky, de su mensaje. Sobre esa clave, no solo en el boxeo sino en la vida misma, de ir un round a la vez y de vencer al enemigo más difícil: uno mismo.
Y, así como mencionábamos al comienzo, la historia sigue sin ser sobre fama, dinero o gloria. Sino sobre redención, sobre el legado (también muy abordado en la 2), sobre definir quiénes somos frente a los demás, pero fundamental frente a nosotros mismos. Y pelear por eso, hasta el último round:
– No lo hagas, quiero terminar. Tengo que probarlo.
– ¡¿Probar qué?!
– Que no nací por error.