Es increíble que en una serie sobre el Dios del Engaño no hayamos tocado esta idea anteriormente. Pero es así y es una realidad tangible en el desenlace del último capítulo de su primera temporada, desenlace que aplica al desarrollo de toda la serie, a lo largo de sus 6 episodios donde -voy a insistir en cada recap- se tomaron la mitad de ellos para una introducción que resultó muy larga, con un obvio cliffhanger sobre el final para volver a trabajar la expectativa.

Luego de que Mobius volviera con toda la intención de acabar para siempre con la TVA, Loki y Sylvie finalmente llegan al final de su cruzada y se encuentran con He Who Remains, quien sería el verdadero villano en esta historia. Un conquistador que superó todas las barreras del tiempo y se convirtió en una especie de administrador de las líneas temporales, valiéndose para ello de la TVA. Un conquistador que no es otr que Kang, el Conquistador. Ambas identidades son en realidad dos diferentes en los cómics, adaptadas en una sola para esta serie.

Mientras este revela a los protagonistas cuestiones propias a su orígen, motivación y demás, se van deslizando otras cuestiones algo más filosoficas si se quiere. Como el dilema del libre albedrío, que viene a ser cruzar para Loki y Sylvie, en esa busqueda por reconocerse minimamente libres después de todo lo que han pasado. Así como también las paradojas temporales (que la serie busca explicar constamente para no caer en contradicciones aunque sea casi imposible) y la aparición de multiversos (algo que muchos estábamos esperando).
Llego el punto este dúo tiene que tomar una decisión la cual no es nada fácil y no parece correcta en ninguna de sus opciones. He Who Remains les ofrece tomar su lugar y hacerse a un lado, o bien pueden cumplir con lo que vinieron a hacer y matarlo. La primera implica convertirse en eso que juraron destruir y la segunda implica abrir una serie de líneas temporales, con los multiversos correspondientes y un sinfín de realidades imposibles de manejar.

Sylvie permanece decidida en cumplir con lo que se habían propuesto, mientras Loki no tanto. Y es en este desacuerdo donde se plantea el gran problema de ser un Loki: la confianza y el engaño. ¿Confiar en alguien como el Conquistador? ¿Confiar en un Loki? ¿Engañaría Loki con tal de obtener lo que siempre deseó? ¿Se engañaría a…si mismo? Esto último tiene respuesta puesto que es lo que termina haciendo Sylvie, después de que se besan, en una reacción que alterna entre lo enternecedor y preocupante (por enésima vez: son la misma persona).
Finalmente ella cumple con lo que vinieron a hacer y He Who Remains le advierte de la gravedad de sus decisión al matarlo. Ahora muchas otras versiones de él aparecerán sin control alguno y no habrá una sola realidad sino varias. El Multiverso es una realidad al fin en el MCU. Mientras Loki reaparece en las oficinas de la TVA y, al querer retomar la ayuda de Mobius, comprueba que se encuentra en otra realidad. Todo cambió para siempre.

Con este cierre la serie anuncia inmediatamente una segunda temporada, pero el cliffhanger además de anticipar esto, también adelanta respecto a todo lo que se viene para el MCU de ahora en más. Funciona como un gran nexo para dar continuidad a los eventos de Endgame. Con errores y virtudes, resulta entretenida pero paradójicamente el manejo del tiempo pudo ser mejor. De igual forma fue disfrutable su desenlace y su propuesta, con aciertos y -sobre todo- engaños.
